lunes, 23 de febrero de 2009

BIODRAMA XI: SALIR LASTIMADO (POST)

Cristian Bonaudi bajo la luz del proyector de video en Salir Latimado (post)

Mayra Homar, Pablo Rotemberg, Darío Levin, Lila Monti, Gustavo Tarrío y Horacio Acosta en una foto de ensayo de Flavia Gaitán

Esta es una descripción de la obra, en una nota de Julia Elena Sagaseta (sobre cruces entre ficción y la no ficción en la escena - porteña - ) que pueden leer completa acá.
"Salir lastimado, obra del mismo ciclo dirigida por Gustavo Tarrío, tomaba la historia de una familia de Santa Fe dedicada a la fotografía. El relato sobre Foto Bonaudi ya lo había tratadoTarrío en una serie documental (es director de cine y teatro) en la que trataba la historia de ese estudio fotográfico de Sunchales y su reflejo de la vida pueblerina. En la obra teatral los actores representaban distintas historias en medio de música en vivo y danza (lo que hacía que el espectáculo se convirtiera, por momentos, en danza-teatro, por momentos en musical) mientras Cristian Bonaudi tomaba fotografías de ellos y del público y las revelaba en escena. Las fotos del espectáculo (desde los ensayos) se exponían en una pared lateral, a la entrada de la sala. La obra estaba constituída (preparada, escrita, ensayada) y en constitución (la irrupción de lo real de Bonaudi, la inserción de los espectadores en el espectáculo, que así excedía las historias y se amplíaba hacia ellos y hacia el ámbito teatral total)."


foto complejo teatral de buenos aires

En octubre de 2006, poco después del estreno en Sunchales de Foto Bonaudi, Gustavo Tarrío y Cristian Bonaudi llevaron a cabo una obra dentro del Proyecto Biodrama en la Sala Sarmiento del Complejo Teatral de Buenos Aires.

foto la nación


La obra se llamó Salir lastimado (post) y en ella actuaban Lila Monti, Horacio Acosta, Darío Levin, Mayra Homar y Pablo Rotemberg. Cristian los retrataba en escena y revelaba las fotos en el escenario. Al final de las funciones las copiaba en papel sensible que desde hacía años descansaba en los laboratorios fotográficos del Teatro San Martín.


foto clarín

Más información y algunas de las repercusiones de prensa de la obra pueden verse acá (es el blog de Maqui Figueroa, asistente de dirección de Salir lastimado).

Las fotos de toda la corta temporada de la obra están en el estudio Foto Bonaudi en Sunchales, Santa Fe.

Y a continuación un fragmento de un escrito de Martín Díaz sobre Salir lastimado (post):

2 Gone With the Wind

La fotografía, y luego el cine han sido, claro, los medios más popular de hacer perdurar la imagen, el testimonio del paso por el mundo de las personas, no en vano el inicio de la historia de estas artes ha sido documental.
En este sentido, la doble supervivencia de los Bonaudi, a través de sus autorretratos, y ahora, en el documental no hacen sino confirmar la carga fantasmal de sus imágenes que, a la vez que los hacen inmortales, renuevan su ausencia física. En este círculo radica el mayor impacto de la historia "que merece ser contada" Es un relato ontológico sobre la finitud de la existencia humana. Y no se puede dejar de lado su importancia, y no sé el grado de conciencia que tenés de esto, ni sí se te ha venido encima el peso de lo que estabas narrando en algún momento. Me parece detectar que sí, y que el atardecer en el techo de la casa Bonaudi es el filo de un abismo que hubo que saltar.


3 The Happiness of the Katakuris

Luego de esto sólo podía sobrevenir "post", la evidencia de que has salido lastimado de este proceso, has tenido que elaborar una despedida de este mundo y de estos seres. Una despedida que no puede transcurrir en otra parte que dentro de tu mente. La sensación frente a "Post" es la de estar dentro de la cabeza de Gustavo, contemplando las visiones, los seres y las canciones que allí habitan, el caos creativo en el que conviven, el "repeat" y el "random" en el que circulan estos personajes que todo el tiempo están pidiendo vivir, asomar a la conciencia, fluir en papel, saltar a proscenio. Ha sido un trabajo muy saludable, que marcará un quiebre en tu producción, y sin duda dentro de algunos años lo podremos analizar como cierre de una etapa y comienzo embrionario de algo nuevo.
Aunque "Post" es una fiesta de despedida alegre nos deja en claro que no hay regreso posible, ya que tu (y nuestra) naturaleza ha sido transformada por la realización "en el mundo" de estas historias.
Aun así no podrías despedirnos sin esperanzas y estos personajes tienen, en su casa, como tiene Sunchales, un árbol permanentemente cubierto de cintas amarillas, por si pasás en autobús.

Epílogo: On a clear day you can see forever

-He visto por tus ojos el cielo azul de Sunchales. ¿Lo veré algún día por los míos? He confirmado el destino irrevocable de eternidad de los Bonaudi, vivirán para siempre, mientras que nosotros moriremos. Luego me acuesto en el césped. Levanto los brazos y las manos como para agarrar el cielo. Cierro los ojos y me acerco hasta casi tocar los paisajes que una mujer colorea afanosamente y veo la inconfundible silueta de las alas de un aeroplano desde el que un anciano retratista vuela aun hoy sobre nosotros, nos fotografía, y se ríe.



Fragmento de la película Crumb (Terry Zwigoff, 1995), citado en Salir lastimado (post)

FOTO BONAUDI EN EL SUPLEMENTO RADAR DE PAGINA 12

Foto: Guadalupe Miles

Acá la nota en el sitio del diario.
Y a continuación el texto de la nota de Mercedes Halfon.


RESCATES > FOTO BONAUDI, DOCUMENTAL SOBRE UN
 ESTUDIO DE FOTOGRAFIA QUE RETRATO A TODO UN PUEBLO

Según pasan los años

Desde hace medio siglo, la casa Foto Bonaudi viene retratando la vida de los habitantes de Sunchales: comuniones, cumpleaños de 15, novios, conscript
os, nacimientos, familias, eventos, abuelas y nietos. Ahora, ese inmenso archivo que para muchos es la memoria emotiva 
del pueblo puede desaparecer. La serie documental Foto Bonaudi quizá pueda hacer algo para evitarlo.Por Mercedes Halfon


Un chico con jogging por debajo del ombligo y en cuero
 posa con su novia y su pequeño bebé en un estudio. El está de costado para mostrar los tatuajes que tiene en el brazo y se acomoda la cabellera. Ella, que no debe tener más de 25 años, susurra cosas al oído de Jonathan, el diminuto bebé, tratando de disimular la prese
ncia de la cámara. El fotógrafo dice “¡Jonathan!”, el niño abre los ojos y click, dispara. La acción tiene lugar en Sunchales, Santa Fe, más precisamente en Foto Bonaudi, la casa de fotografía que desde 1948 está enclavada en la misma esquina. Tal vez por eso la escena tenga algo de anacrónico. Durante más de sesenta años este estudio ha ido acumulando imágenes de la ciudad y sus inmediaciones: fotos 
de niños, de chicas que cumplían quince, de parejas, 
de conscriptos, de comuniones, de mujeres en la flor de la edad. Imágenes de una sociedad o de cómo ésta se veía, o cómo soñaba verse. Cuatro generaciones de Bonaudi trabajaron en este estudio y hoy todo ese 
cúmulo de representación está a punto de desaparecer. Hay familiares que quieren vender el local, otros que no, 
pero lo que hay sobre todo es una desidia estatal que permitiría que todo ese material y el bello edificio que alberga el estudio sea convertido por ejemplo en –y hay 
proyectos al respecto– un bar restó “temático”.
Foto: Xavier Martin
El documentalista

Hace algunos años Gustavo Tarrío, director de teatro, de cine y como primer oficio camarógrafo, conoció por una amiga en común a Cristian Bonaudi, el último eslabón de la familia de artistas autodidactas trabajadores del estudio. Prim
ero le llamó la atención como modelo porque Cristian, que es un morocho que podría trabajar para Calvin Klein, salía en todas las fotos bien. Después se enteró de que era fotógrafo y su material le interesó. Por último supo de la existencia 
de Foto Bonaudi, un estudio que había pertenecido al bisabuelo de Cristian, Ennio Bonaudi, y que él mantenía en funcionamiento, con miles de dificultades.
Así que decidió, en mayo de 2004, ir a conocer y a grabar un poco. Hacía tiempo que Tarrío se había interesado por los retratos. No exactamente por la fotografía, que es cuando el hecho ya está consumado, sino por lo pr
evio, la acción de retratar, ese momento en que se traba un vínculo a partir de la mirada y algo le pasa al fotógrafo y algo le pasa al modelo, y esa relación queda plasmada y aunque las fotos no se impriman, dura para siempre. “Primero grabé sesiones”, cuenta Tarrío, “durante días enteros. Pero después me empecé a enganchar con la familia
 y después salió el tema de la venta, y esos tres elementos armaron la historia. Y había que contarla. Entre el 2004 y el 2005 fui varias veces a grabar”.

La familia

Algunas décadas antes de ese 1948 Ennio Bonaudi llegó de Italia y comenzó a practicar la fotografía dentro de un cúmulo de actividades por las que se interesaba, como el dibujo y la carpintería. Ennio tuvo cinco hijos: Darío, Liana, 
Vilna, Vedia y Adino. Cuando murió, ellos continuaron el trabajo, mudaron el estudio a la esquina donde está ahora y formaron una empresa familiar ejemplar donde cada uno cumplía un rol. Darío sacaba las fotografías, Vilna las coloreaba, otros trabajaban en el laboratorio o llevaban los números.La Casa Bonaudi en la ochava famosa, con su gran cartel en letras góticas, fue el centro de la vida social de Sunchales. No sólo participaba registrando los momentos destacables, sino que luego los daban a conocer desde sus mismas instalaciones. 
En la vidriera del local se colocaban las fotos que se habían sacado durante la semana y los sunchalenses pasaban a mirarse. Fotos con una iluminación perfecta, una composición preciosista, con muebles y fondos de lujo que emulaban el cine clásico de Hollywood de aquellos tiempos, que llegaba a Sunchales a través de revistas como Life y sus imágenes 
de ensoñación.
Darío, uno de los hermanos Bonaudi, heredero de la personalidad reconcentrada y aventurera de su padre, entusiasta de la fotografía, de la aviación, de todo lo que fuera moderno en ese momento, se ocupó de transmitir 
su pasión a sus hijos Bruno y Sergio. Durante algún tiempo lo practicaron, pero fue su nieto Cristian el que heredó la vocación. Los tíos de Cristian fueron muriendo –sólo queda Adino– y el local quedó librado a la competencia de los locales de fotografía actuales y a la voluntad y trabajo de una sola persona, Cristian, con su decisión de mantener 
todo en la medida de lo posible, tal como está.
Foto: Guadalupe Miless

El documental

Foto Bonaudi es también el título de la serie documental que realizó Gustavo Tarrío. Una pregunta para hacerle era por qué no hacer un documental sino hace una serie en cinco capítulos. Gustavo explica: “Al principio yo quería que fuera una película. Pero me ocurrió que el material era tanto que podía ser una serie. No me daban ganas de acotar, la mejor sensación con Foto Bonaudi era que había algo inabarcable. Y una serie es un objeto más raro que una película y no me obligaba a un descarte que no quería ni podía hacer. No hubiera podido hacer un capítulo entero sobre sesiones, por ejemplo, como es el tres”.
La exhaustividad del relato que no puede condensarse y necesita desplegarse en cinco episodios tiene que ver con la superabundancia de imágenes que es Foto Bonaudi. Más de sesenta años en imágenes, fotografías, diapositivas y filmaciones, algunas que nadie vio. El estudio Bonaudi contiene tal cantidad de material visual que no ha terminado de ser visto ni una vez, ni siquiera por Cristian.
De ahí la importancia del documental, que es en parte ésta; devolverle una mirada a este lugar que nadie pareciera mirar, pero que ha mirado durante décadas la ciudad y conservado sus huellas. En el capítulo cuatro, una vecina muestra en la puerta de su casa una foto de su hija, tomada hace cuarenta años. La foto está en un marco dorado y es la foto de su primera comunión. La vecina cuenta los medios de transporte que se tomaron para llegar hasta Casa Bonaudi a hacer esa foto, cómo los hermanos la hicieron posar, cómo le arreglaron el vestido para que quedara tan esplendorosa, y la emoción que le causó ver la fotografía después. La vecina responde la pregunta que Tarrío hace repetidamente en ese capítulo a distintas voces –el intendente, un empleado de Suncha-Net, una profesora de Historia– y que es “¿Qué sucedería si desapareciera Foto Bonaudi?”. La vecina parece confundida y trata de ponerle palabras a ese tesoro que tiene en las manos, y finalmente dice una frase que parece una mezcla de Manuel Puig y Susan Sontag: “Es que para mí una fotografía es seguir estando”.

La serie completa se proyectará dos veces y a lo largo de cuatro únicas funciones en El Cubo, Zelaya 3053.Viernes 20 de abril a las 23: capítulos 1 y 2.Sábado 21 de abril a las 23: capítulos 3 y 4.Viernes 27 de abril a las 23: capítulo 5.Sábado 28 de abril: proyección de la serie completa con intervalos de 10 min.
//

FOTO BONAUDI EN LA REVISTA EL AMANTE


Nota de Diego Trerotola.
Cliquear en la imágen para ampliar y leer.